Crítica de la obra por Natalia Rizzo:
“Un canillita y un hombre que trabaja en una empresa de seguridad privada, conviven en la calle cada día, lugar donde desarrollan su trabajo. Ellos como tantos “quieren entrar” así lo dicen y expresan, pero ¿entrar a dónde? Pues podría interpretarse que se refieren a entrar al “sistema”, encontrarse con la promesa de “triunfar”. Este gesto es la tensión en la obra que pareciera tener como metáfora dos objetivos, uno en cada uno de los personajes: conseguir un trabajo mejor y ganar un partido de fútbol…”
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